Muchas veces son tratados de manera especial e incluso son diferenciados social y laboralmente. Hablamos de personas con capacidades distintas, que a pesar de contar con todo lo necesario para desenvolverse normalmente en la sociedad, son marginadas de ésta.

Se trata de más de mil millones de personas que tienen alguna capacidad  diferente, de los cuales menos de 200 millones realmente tienen dificultades para desempeñarse por sí solos en el día a día o para desarrollarse en el ámbito laboral.

Por lo mismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) está empeñada en promover el cuidado y la inclusión de estas personas a la vida cotidiana, para que sean tratados como corresponde.

Lamentablemente, y al contrario de como debiera ser, las personas con capacidades diferentes son parte de uno de los grupos más pobres y marginados del mundo, pues son excluidos de la fuerza laboral. Situación inquietante ya que más de 700 millones de estas personas están en perfectas condiciones para adquirir un trabajo.

Pero el empleo no es el único obstáculo que excluye a las personas con capacidades distintas, a esto se suman muchas otras barreras que no permiten a este 15% de la población vivir e integrarse a la comunidad.

¿Cómo terminar con la exclusión?

La OMS desarrolló un listado de medidas que pueden tomar los gobiernos para poner fin a esta situación. Entre ellos se encuentra promover el acceso a servicios generales; invertir en programas específicos para personas con capacidades distintas; mejorar la educación, formación y contratación del personal; entregar ayuda financiera; crear conciencia pública; y garantizar la participación de estas personas en la aplicación de políticas y programas.

Medidas que requieren trabajo pero que no son imposibles de llevar a cabo, y que sólo traerán consecuencias positivas: proteger y asegurar los derechos humanos de todas aquellas personas con capacidades  diferentes.

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