A principios de la historia, cuando comenzaban a aparecer las divisiones de trabajo y los primeros empleos, quienes los ocupaban era sólo un grupo de la población: los hombres. Las mujeres se mantenían al margen y sólo realizaban labores dentro de sus hogares, hasta que, fueron saliendo de sus casas para entrar, por primera vez y para siempre, a los trabajos remunerados.

A pesar que han pasado siglos desde que esto empezó a ocurrir, las cifras de inserción laboral femenina continúan siendo bajas.

María Cristina de la Sotta es la Directora Nacional de PROdeMU, fundación que desde hace veinte años ha trabajado en el desarrollo y capacitación de más de un millón de mujeres chilenas en vulnerabilidad social a lo largo del país. Para ella, la integración de mujeres a los equipos de trabajo es un gran beneficio: “Las miradas complementarias siempre aportan a un mejor desarrollo de todas las actividades, a la construcción de equipos y a la diversidad e integración al interior de instituciones, empresas, entre otros”, señala.

Este trabajo de años, sumado a los esfuerzos de otros actores como gobiernos y las mismas mujeres, ha impulsado la inserción femenina. El Censo 2012 da cuenta que en nuestro país la participación en la actividad productiva de las mujeres se ha fortalecido (un 34,59% el año 2002 a un 43% el año 2012) y, según cifras del último trimestre marzo-mayo de este año, volvió a subir a un 47,7%, lo que confirma que cada día más mujeres chilenas se unen al progreso y desarrollo del país.

Según de la Sotta, son cuatro las competencias femeninas más características: compromiso, responsabilidad, empatía y generación de equipos.

La clave  está en la complementariedad, en comprender que los hombres aportan ciertas características y las mujeres, otras y que, al unirlas y al fortalecer los aportes de cada uno de los integrantes de un grupo, se obtiene un equipo imbatible.

¿Qué más hacer?

Es un hecho que las mujeres siguen integrándose a los equipos de trabajo, pero es un hecho que es necesario hacer crecer esa cifra. Entonces, ¿qué más puede hacer la sociedad para seguir reforzando la integración laboral femenina?

María Cristina de la Sotta entrega tres claves:

-Reforzar la generación de redes para el cuidado de sus niños y el cuidado de los adultos mayores, que son las dos principales barreras de entrada a la actividad productiva que tienen las mujeres de nuestro país.

-Aumentar la información sobre las distintas áreas del mercado laboral y a las redes de apoyo a las cuales tienen acceso.

-Generar y fomentar instancias de capacitación integral, las cuales consideren principalmente la tríada mujer-familia-trabajo.

*Si quieres conocer una de las iniciativas de Walmart Chile para fomentar el empoderamiento económico de la mujer, haz click aquí.